Jorge Luis Borges fue uno de los escritores más importantes del siglo xx. Era argentino. Pero no de los “argentinos” que conocemos hoy, adictos al futbol, al mate y al dulce de leche. Más bien Borges, era anti futbol, anarquista y su pasión era la biblioteca.
Nuestro país tiene una gran tradición por el futbol y eso no se discute. Sin embargo no a todos nos resulta atractivo el deporte, o simplemente nos gusta. Y si te sentís identificado con Borges, él tiene una explicación para su disgusto por el futbol que te puede agradar.
La idea de que haya uno que gane y otro que pierda, a Jorge Luis Borges le resultaba desagradable. Por eso, hay que entender el contexto político que transcurría en el país y que muchos de sus pensamientos derivan de eso. “Hay una idea de poder que me parece horrible. El futbol despierta las peores pasiones” dijo Borges en una entrevista. En 1978 el diario La Razón publicó una nota en la que el escritor contó una anécdota de su primera vez en una cancha: “Jugaban Uruguay y Argentina, fuimos con Enrique Amorim. Él tampoco se interesaba por el futbol. Empezó el partido y nosotros hablamos de otra cosa, seguramente de literatura. Luego pensamos que había terminado, nos levantamos y nos fuimos. Cuando salíamos alguien me dijo que no, que no había terminado el partido, sino el primer tiempo. Nosotros igual nos fuimos”.
En medio del fanatismo y el amor por el club que elegimos, podemos coincidir en algo con el literato: “Nunca la gente dice 'qué linda tarde pasé, qué lindo partido vi aunque haya perdido mi equipo'. No lo dice porque lo único que interesa es el resultado final. La gente no disfruta del juego".
Está claro que Jorge Luis Borges no atacaba al deporte en sí. Su crítica se basaba en la parte negativa del fútbol en relación con la sociedad. Hoy a 33 años de su muerte, los conflictos continúan y la división sigue. Las fronteras en un Mundial se agigantan y por eso Borges creía el futbol era una manipulación del nacionalismo.
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